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FERTILIZACIÓN FOLIAR EN SANDÍA (Citrullus lanatus)

 La fertilización foliar se ha convertido en una práctica común e importante para los productores, porque corrige la deficiencias nutrimentales de las plantas, favorece el buen desarrollo de los cultivos y mejora el rendimiento y la calidad del producto. La fertilización foliar no substituye a la fertilización tradicional de los cultivos, pero si es una práctica que sirve de respaldo, garantía o apoyo para complementar los requerimientos nutrimentales de un cultivo que no se puede abastecer mediante la fertilización común del suelo. El abastecimiento nutrimental vía fertilización edáfica depende de muchos factores tanto del suelo como del medio que rodea el cultivo. De aquí, que la fertilización foliar para ciertos nutrimentos y cultivos, bajo ciertas etapas del desarrollo de la planta y del me~io, sea ventajosa y a veces más eficiente en la corrección de deficiencias que la fertilización edáfica. Muchos agricultores realizan aplicaciones foliares a base de un solo elemento y otros realizan la fertilización foliar usando diferentes elementos, sin embargo aún no se sabe cuál de los dos tipos de aplicaciones es la más ventajosa.

Parsons (1992) mencwna que la planta de sandia, Citrullus lanatus, es de ciclo vegetativo anual con crecimiento rastrero. Su sistema radicular es abundante y superficial. El tallo es delgado, anguloso, con estrías longitudinales y está cubierto de vellos blanquecinos. La longitud de tallo puede alcanzar hasta 5 m. Sus hojas están cubiertas de vello con lóbulos muy marcados pudiendo tener de 3 a 5 lóbulos. Los zarcillos son complejos y están divididos en 2 o 3 filamentos. Las flores son unisexuales y solitarias, nacen de las axilas de las hojas y con frecuencia, la planta tiene más flores masculinas que femeninas. Son de color amarillo. Los frutos son de forma globular u oblonga con cascara lisa y dura de color verde pudiendo tener diversas tonalidades, rayado o moteado. Su pulpa es suave, jugosa y de color rojo, rosa, amarillo y blanco. Las semillas pueden ser de color blanco, rojo, negro y amarillo.

 Casseres (1980) afirma que las cucurbitáceas crecen bien en climas cálidos con temperaturas de 18 a 25 °C como óptimos, con máximos de 32 °C, y mínimas de hasta 1 O °C; las semillas tendrán alto porcentaje de germinación si el suelo tiene una temperatura de 21 a 32 °C. Para Rubatzki y Yamaguchi (1997) el cultivo de sandia requiere de un periodo de crecimiento relativamente largo, que está entre 1 00 y 150 días, la temperatura de día y de noche debe oscilar entre 30 y 20 °C, respectivamente.

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